
por defender a un fugado.
De sus hijos la quitaron
y sin jurado, ni pecado
con su vida acabaron.
Miraste a tu asesino
que con rabia te apuntaba
deseándole otro sino
del que a ti te deparaba:
40 años tu nombre en el olvido.
Por ello infatigable luchadora,
hoy te escribo.
Porque la ametralladora,
-mientras tu ejemplo siga vivo-
no callará tu voz triunfadora.
Por ello buena mujer,
hoy te recuerdo.
Porque no van a romper,
lo que con esfuerzo
alcanzaste defender.
(Gracias papá, por hablarme de tu abuela)
Eterno Viajero