Veremos
el día en que talen un bosque
y
fabricarán árboles de madera.
Que
nos ha de extrañar
si
se privatizan derechos,
se
patentan hasta olores,
si
tu salud tiene precio,
si
tienen dueño los colores;
si
eres solo un coste salarial,
si
cuando hablan de propiedad
lo
pronuncian libertad:
esquizofrenia
colectiva,
cadenas
invisibles
que
no notarás
hasta
que no te muevas.
Quien
quiere dignidad
cuando
tiene propiedad:
conciencia
enterrada,
perdimos
la hegemonía
pero
nunca es tarde
para
sembrar la rebeldía,
aquí
pongo mi arma
ofrezco
mi poesía.
Me
disfrazo de poeta,
invento
una herramienta,
para
hacer de este verso
un
disparo a tu conciencia,
un
atentado a tu indiferencia,
una
alarma de preguntas,
a
una mente que despierta.
Querría
crear poesía rebelde,
a
través de mis versos,
tal
vez dirección consciente,
sembrar
condiciones subjetivas
donde
ya sobran las objetivas,
contribuir
a crear mayoría social,
un
sujeto político capaz
de
transformar la realidad:
personas
dentro de un todo,
la
individualidad en colectivo,
tras
una idea de fondo
siempre
buscando un objetivo:
luchar,
crear,
poder
popular.
Y
para ello, recuperar la hegemonía:
que
se sepa dominado
quien
así no se creía,
que
no se sienta derrotado
porque
somos mayoría,
el
ahora pronto será pasado,
con
tu lucha y con la mía
transformamos
la realidad,
porque
al sentir como propia
la
lucha de un igual
siempre
lo llamaron solidaridad.