''La excusa más cobarde es culpar al destino''
Ismael Serrano
Ismael Serrano
Le escribía al hombre del traje gris hacía ya un tiempo.
Allí le mandaba las cartas. Juraría que la dirección era ‘’Calle de la
Casualidad 1, segundo 3ª’’. Nunca le llegaban. El cartero no encontraba el
buzón o la carta no entraba en él. Se
cansó. Se cansó como se cansan quienes ven en el destino una suerte de virtud.
Se marchó a volar entre las olas y nadar entre las nubes. Como debía hacer. Se
alejó de lo casual, construyó su no destino y, contra todo pronóstico: sobrevivió.