domingo, 19 de octubre de 2014

Estoy atascado en estas aguas portuarias

Estoy atascado en estas aguas portuarias
negras como las aves vetustas
corroido y esperando quien cubra estas grietas
¿donde está el pez y el cáñamo?
¿quién calafateará mi embarcación?

Tengo miedo eterno a naufragar
sin embargo la vida dice que el naufragio
es rutina entre los que habitan la tierra
y es a su vez algo insignificante para quienes viven en el mar.

Unas cuantas veces he cargado pasajeros
unos cuantos llevaban patente de corso
se la había confiado el rey de la felonía
y los señores feudales de la abulia.

Una vez quise subir al amor
para ello hipotequé mis versos escondidos
pensaba que como hace el taxidermista,
los sentimientos se podían disecar.

Quebraron mi mástil, mis velas y mi timón
quizás fue aquella plétora tempestad de miedos
la que arrebató el viento y la corriente
no propulsando mis tablas más allá del siguiente meridiano
parecía languidecer, irresponsable, en este Mar de los Sargazos.

Hasta que un día decidí lancear al león
que aclimatado a sus abruptas marcas
había arrojado en mi bodega
una carga insoportable
provocando la bancarrota de mi veta.

Y a pesar de ser barco
de tanto pez y cáñamo
de tanto león muerto a lanzazos
y tanto feudalismo, siervo sin amigo.

Yo, esclavo de mi, no llegaré nunca al muelle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario