(Gracias a la pedazo de heroína que es mi madre)
No es mi España la de mesas de caoba y suelos de mármol.
No es mi España la del boom inmobiliario y la del asesinato hipotecario.
No es mi España la de charanga y pandereta.
Ni mi España es devota de Frascuelo y de María.
Mi España vive en la calle con 3 migas de pan en el bolsillo y suda oro cada día.
Mi España tiene marcas en las manos,
heridas en el rostro,
lágrimas que cantan en el alma
y una mancha de carmín en la mejilla.
Mi España habla de manera diferente,
folla con quien quiere
y su piel brilla de distintas formas.
A mi España le duelen los riñones,
le huelen las manos a lejía
y se le ha acabado el miedo.
Porque pese todo,
mi España camina con Dignidad
marchando con sonrisas
en otra dirección.
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