¿Quién quiere un sol, teniendo ciento,
brillando en la misma noche?
-sí, la noche-
Revoloteadoras farolas que despiden
la luz suficiente para verme
- y encontrarme-
donde ayer quise estar.
Cien, cien soles bailaban aquella noche
de adiós,
y dos, sólo dos,
gobernaban tu cara.
Dos soles viejos, azules -agonizantes dirían-
mas despedían juventud, fuerza, lucha.
Dos, dos soles oceánicos que intimidaban a la mar,
que ofendida se esconde, para luego avanzar,
tal es su celoso oleaje, que no depende de otra cosa,
que de tus dos soles turquesa.
Y bajo los cien soles -estos amarillos-
dos personas,
(personitas desde aquí arriba, desde el rincón de la memoria
en el que observo).
Cien, cien soles de verano vigilaban la noche,
orgullosos de eternidad,
porque la eternidad se hizo para los soles,
y no para nosotros.
¡Cien! ¡Cien soles!
Claro que... ¿Quién quiere cien soles, pudiendo tener aquellos
dos lagos con los que sigo soñando?
¡Que bonito! :)
ResponderEliminarMuy bueno y además perfecto el cuadro de imagen.
ResponderEliminarComenzamos fuerte!! No podrías haber elegido mejor! Me encanta y me emociona!
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