Diez mil palabras fueron las que
en 364 días no sumaron dos,
y cien los reproches que
a base de rencor nos dejaron a cero.
Le dijiste no a una mitad de mi cama,
no contaron diez nuestros dedos
y aunque no volvió un 3 de marzo
desde el verso cinco aún te espero.
Cuatro dudas de abril, en tres besos de
dos horas, no se resolvieron
y una puerta -de un coche empañado-
que se cerró, me hizo dejar de verte.
Nunca hubo respuesta para
las explicaciones que queríamos,
y al final fueron todas las ganas
de no querernos nada.
Fotografía de Javier del Yelmo
Precioso.
ResponderEliminarMagnífico ritmo incesante.
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